Buenos Aires, Argentina - Me resulta muy difícil, debo confesar, volver sobre el tema del aborto. En la medida que avanzo en la investigación de éste tema, surgen más realidades que hasta hoy estaban ocultas tras una máscara de amor al prójimo.
Cuántos de nosotros hemos contribuido con UNICEF, creyendo en nobles objetivos, en su preocupación por la infancia, sin imaginarnos lo que ahora publican los medios?
La OMS también era para mi algo casi sagrado: ellos estaban en el mundo controlando la salud mundial justamente.
Pues lean esto: desde 1966 UNICEF comenzó a desviar claramente el objetivo de protección a la infancia para fijarse un “planeamiento familiar”. Ya la decisión de cuántos hijos hay que tener no le correspondían a la familia, sino que éste organismo comenzaba a dibujar su meta: programa de reducción de nacimientos. En India comenzó con incentivos para promover el aborto y la esterilización. Comenzaron a ponerle máscara de bondad a su propuesta abortiva diciéndole “salud reproductiva”.
Con el correr del tiempo, UNICEF se asocia con una asociación de planificación familiar, la más poderosa del mundo, en la promoción del aborto y la anticoncepción.
En 1992 hizo presiones para legalizar el aborto en los paises donde era ilegal.
El trabajo de UNICEF consiste en inducir a los paises que no aceptan el aborto a que dicten leyes dando el si.
Carol Bellamy desde 1995 fue directora ejecutiva de UNICEF. Senadora por Nueva York no ocultó sus palabras a favor del aborto, consiguiendo la votación. En 1999, Bill Clinton la reconfirma como directora de Unicef por un segundo mandato, concluído en el 2005.
Parece ser que los Derechos Humanos miran para otro lado.
Mientras el barco asesino aloja a médicos que contravienen sus juramentos (porque la misión de la medicina es la vida, no la muerte) y se burlan de los paises a donde llegan, dado que las aguas son internacionales, vemos que también hay gente, españoles en éste caso, que se han puesto de acuerdo para echarlo de las costas valencianas.
En el supuesto caso de que terminen yéndose, no hay dudas de que van a anclar en otro sitio. Que otras mujeres, de otra nacionalidad, entrarán a él para tomar la medicación que se muestra en Internet: unas pastillas que expulsa el feto del útero con grandes dolores.
No creo realmente en que éste barco holandés, ni sus médicos, ni la OMS, ni UNICEF hagan esto desinteresadamente. Que les preocupe tanto la vida de la madre, y no la del niño. Que ayuden desinteresadamente a abortar.
Satanás vino de rondar la tierra y se detuvo en Valencia ésta vez.
Es la opinión personal de Titina Castro.
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