MARCOS 12: 29-31 Mar 12:29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Mar 12:30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Mar 12:31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
   
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  ¿Cómo se le recibe a Jesús en nuestro corazón?
 

¿Cómo se le recibe a Jesús en nuestro corazón?


Hay una frase que repito en cada respuesta, como solución básica para resolver los problemas que me formulan. Es una frase clave para todos los problemas de la vida, y es la siguiente: “USTED TIENE QUE RECIBIR A CRISTO EN SU CORAZÓN”.

Le explicaré qué significa esta frase, ya que usted, al igual que millares de personas, se preguntará: ¿Pero qué es eso de recibir a Cristo?

Dicha frase está basada en las enseñanzas de la Biblia, la Palabra de Dios. Cuando alguien le ofrece un regalo, usted estrecha las manos y con una sonrisa en sus labios dice: “¡Muchas, pero muchas gracias!” Y si se trata de un ser querido, seguramente le dará un abrazo y un beso en señal de gratitud. Luego abre el paquete, admira su contenido y lo usa.

Recibir a Cristo en el corazón es como recibir un regalo de Dios. Dice la Biblia en Romanos capítulo 6:

“La paga del pecado es muerte, mas el regalo de Dios es vida eterna en Jesucristo”.

Si usted recibe a Cristo por la fe en su corazón y le dice: “Señor Jesucristo yo te acepto y recibo como mi Salvador y Señor”, está recibiendo el regalo de Dios, cuyo contenido es vida eterna en el poder de Cristo.

La vida eterna no es algo que se consigue únicamente al morir, sino que es vida rebosante que puede obtenerse aquí, ahora. Y se consigue cuando uno obedece lo que dice la Biblia; pone su fe y su confianza en Dios, que le ama, y le da gracias por ese regalo maravilloso que es Cristo. El nos da vida en abundancia, como El mismo lo expresa en el Evangelio de San Juan capítulo 10:

“Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”.

Por qué usted no hace ahora mismo la siguiente oración: “Dios Todopoderoso, durante toda mi vida me has estado ofreciendo a tu Hijo Jesucristo como el regalo que me puede traer paz, gozo y sabiduría. Ahora quiero recibirlo en mi corazón, y aunque no entiendo todo perfectamente, deseo servirte y obedecerte por el resto de mi vida”.

Querido lector, recuerde que Dios es quien controla el ritmo del universo.

Luis Palau

 
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